La historia de la movilidad humana se distingue por una evolución constante de los sistemas de transporte, desde las primeras formas a pie y los carros tirados por animales hasta la época actual de los coches propulsados por motores a combustión. A medida que la atención mundial se desplaza hacia la sostenibilidad medioambiental, la electromovilidad emerge como pilar del progreso responsable. Este cambio de paradigma consiste en modificar nuestra relación con el mundo por el cual transitamos, no sólo en mejorar nuestros vehículos.

 

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El año 2022 alcanzó un récord sin precedente con un aumento significativo de las ventas de vehículos eléctricos (VE), superando los 10 millones de unidades. Un sorprendente 14% de todos los automóviles nuevos vendidos utilizaron propulsión eléctrica, una cifra superior respecto del 9% de 2021 y un aumento considerable en relación al modesto 5% de 2020.

Como resultado, el parque mundial de vehículos eléctricos creció hasta casi 26 millones, un 60% con respecto al año anterior. El entusiasmo se trasladó a 2023, con la asombrosa cifra de 2,3 millones de vehículos eléctricos vendidos solo en el primer trimestre, lo que representa un aumento del 25 % en comparación con el mismo periodo de 2022. Según las proyecciones, las ventas de vehículos eléctricos alcanzarán los 14,1 millones de unidades en 2023, lo que representa un aumento significativo del 34% con respecto a 2022 (Neil King, EV-volumes; virta.global, 2023).

La electromovilidad redefine el transporte y la logística

La electromovilidad, en su esencia, inicia un cambio significativo respecto al familiar sonido de los motores de combustión interna, dando paso a una nueva era definida por las tecnologías de propulsión eléctrica. La fuerza silenciosa de los motores eléctricos, que sustituyen el ruido habitual de los motores por un suave zumbido, está en el centro de este cambio. La adopción de vehículos eléctricos significa un cambio de paradigma en nuestra relación con el transporte que va más allá de una simple actualización tecnológica.

El sector logístico avanza cada día. El atractivo de la electromovilidad no sólo radica en sus ventajas medioambientales, sino también en la reinvención de la experiencia de conducción. Con la integración de tecnologías inteligentes y las mejoras en la conducción autónoma, los vehículos eléctricos se transforman en nodos interconectados de una amplia red de transporte inteligente.

Tip: Descubra cómo la tecnología avanzada está revolucionando la logística.

 

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Historia de la movilidad y la electromovilidad

Las huellas de las pisadas en los viejos caminos y el rítmico golpeteo de los cascos contra las calzadas empedradas marcan los inicios de la movilidad. A medida que se desarrollaron las culturas, también lo hicieron los medios de transporte, que pasaron de la simple marcha a la introducción de los carros tirados por animales.

Con la proliferación de los vehículos propulsados por motores de combustión en los siglos XIX y XX, se produjo un cambio sísmico. Los ruidos de los motores resonaron en los paisajes urbanos, señalando el comienzo de una era de extraordinaria velocidad y comunicación. He aquí los hitos de los vehículos con motor a combustión:

  • Vehículos de vapor: El primer vehículo de vapor fue construido en 1769 por Nicolas-Joseph Cugnot. Los vehículos de vapor adquirieron gran importancia en el siglo XIX, pero tenían varias limitaciones, como los largos tiempos de calentamiento y la necesidad de grandes infraestructuras.
  • Innovación en motores de combustión: A finales del siglo XIX se produjeron avances significativos en el desarrollo de los motores de combustión interna. En 1885, Karl Benz creó y patentó el Motorwagen, considerado en gran medida como el primer automóvil propulsado por un motor de combustión interna. Con este invento comenzó la era del automóvil.
  • La producción en masa: A principios del siglo XX, Henry Ford introdujo los procedimientos de producción en cadena, que cambiaron por completo no sólo la industria del automóvil, sino que la producción en masa se extendió gradualmente a muchos otros sectores. Cuando en 1908 se empezó a fabricar en serie el Modelo T, se hizo más accesible y barato para el ciudadano medio poseer un automóvil.
  • Globalización y diversificación: La industria del automóvil comenzó a globalizarse a mediados del siglo XX. Las distintas zonas geográficas desarrollaron gustos y estilos distintos para los coches. Además, se dio prioridad a las mejoras en el control de emisiones y la eficiencia del combustible.
  • Informatización y automatización: Los ordenadores se incorporaron a los automóviles en la segunda mitad del siglo XX, lo que mejoró la automatización, las funciones de seguridad y el ahorro de combustible. Las unidades de control electrónico (UCE) han pasado a ser esenciales para el funcionamiento de los automóviles.

Sin embargo, este avance ha tenido un elevado costo, con las preocupaciones medioambientales y la dependencia de los combustibles fósiles.

En medio de esta tendencia, la electromovilidad surgió como una luz de esperanza. Los vehículos eléctricos se remontan al siglo XIX y permiten vislumbrar un futuro diferente del transporte. Pioneros y visionarios como Thomas Davenport y Thomas Parker crearon los primeros prototipos de coches eléctricos que despertaron el interés público. Pero a pesar del entusiasmo inicial, el uso generalizado de los coches eléctricos tropezó con varios obstáculos. La practicidad y comodidad de los coches eléctricos se veían obstaculizadas por limitaciones tecnológicas, como una tecnología de baterías anticuada y una infraestructura de carga deficiente.

Por otra parte, la llegada del motor de combustión interna y el descubrimiento, así como la explotación, de abundantes recursos de combustibles fósiles durante este periodo de tiempo contribuyeron a que se prefirieran los vehículos de gasolina por su mayor eficiencia y autonomía. Gracias a ello, todo el potencial de la electromovilidad ha emergido en el siglo XXI.

Los avances en la tecnología de las baterías han sido fundamentales en la historia de la electromovilidad. Estos avances, sobre todo en los últimos años, no sólo han aumentado la eficiencia de los vehículos eléctricos, sino que también los han hecho más viables para su implementación masiva. La evolución del almacenamiento de energía demuestra nuestra dedicación a la sostenibilidad, llevando la electromovilidad a la vanguardia de una revolución del transporte.

El futuro de la electromovilidad

Según la Agencia Internacional de la Energía, en 2025 los vehículos eléctricos podrían representar hasta el 20% de las ventas de automóviles nuevos, y en 2040 podrían representar casi todas las ventas de automóviles nuevos. Para cumplir por completo la promesa de la electromovilidad, hay que resolver problemas como los índices de rotación de las flotas, los cambios de los fabricantes de automóviles, la legislación y el desarrollo de infraestructuras (progressive.com).

La fiabilidad y durabilidad de los coches de gasolina existentes influye en la rotación de la flota, lo que influye en un mayor índice de adopción de VE. Los fabricantes de automóviles se han comprometido a cambiar a opciones totalmente eléctricas, con fechas variadas, y la legislación de algunas jurisdicciones ya ha pedido que se prohíba la venta de nuevos coches de gasolina a partir de 2035.

El desarrollo de infraestructuras, especialmente la instalación de estaciones de recarga en todo el mundo, sigue siendo un componente vital para garantizar la expansión generalizada de los vehículos eléctricos. Superar los costes, los hábitos de conducción y los problemas de alcance será fundamental para que los consumidores los acepten plenamente. A medida que se superen estos retos, el futuro de la electromovilidad parece estar al borde de un cambio de paradigma, con los vehículos eléctricos convirtiéndose progresivamente en una fuerza dominante en la industria automotriz.

 

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Ventajas y desventajas de la electromovilidad

Los motores eléctricos, como todas las demás formas de motor, tienen ventajas y desventajas. Echemos un vistazo más de cerca:

Ventajas

Beneficios medioambientales: La electromovilidad reduce drásticamente las emisiones de carbono y la contaminación atmosférica, contribuyendo a los esfuerzos mundiales para hacer frente al cambio climático.

Según una investigación de la Agencia Europea de Energía (2018), conducir un automóvil eléctrico emite entre un 17 y un 30 por ciento menos de dióxido de carbono por milla que un vehículo de gasolina o diésel, incluso cuando se genera se genera una mayor potencia. El uso de electricidad baja en carbono también reduce significativamente las emisiones derivadas de la producción de electricidad.

Ahorro de costes: Los vehículos eléctricos son una opción económicamente atractiva tanto para los consumidores como para las empresas debido a los menores costes de combustible y mantenimiento.

El paquete de baterías del vehículo es el componente más caro del VE. Por ejemplo, las baterías de iones de litio del Nissan LEAF costaban originalmente un tercio del precio total del vehículo. La adopción del VE se verá favorecida porque los vehículos eléctricos tienen una alta densidad energética y se prevé que el coste de las baterías disminuya un 70% de aquí a 2025. Esto se observa en el caso de las baterías de iones de litio (Li-Ion), cuyo coste ha disminuido significativamente como resultado de su creciente uso en ordenadores portátiles y dispositivos móviles (Fayez Alanazi, 2023).

Apoyo gubernamental: Aunque no todos los gobiernos se inclinan por ella, algunas autoridades y sus incentivos y actividades de apoyo al uso de la electromovilidad, van creando un clima favorable para el transporte sostenible.

Desventajas

Retos en infraestructuras: La adopción del coche eléctrico se ve obstaculizada por la falta de infraestructuras de recarga y las preocupaciones por la ansiedad de la autonomía.

La Agencia Internacional de Energía (2023) afirmó en Global EV Outlook 2021 que el número de cargadores públicos lentos y rápidos necesarios en todo el mundo para 2030 podría oscilar entre 40 y 230 millones, en función del ritmo de adopción del VE y de la política gubernamental.

A finales de 2022 había 2,7 millones de puntos de recarga públicos en todo el mundo, de los cuales más de 900.000 se construyeron en 2022, lo que representa un aumento del 55% con respecto al stock de 2021 y es comparable a la tasa de crecimiento prepandémica del 50% entre 2015 y 2019.

Preocupación medioambiental: Aunque los vehículos eléctricos no emiten emisiones durante su uso, preocupa el impacto ambiental de la producción y eliminación de las baterías.

Según el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, la fabricación de la batería media de un vehículo eléctrico representa en torno al 47-61% de la huella de carbono total del vehículo, dependiendo de la combinación energética utilizada durante la producción.

Dependiendo del uso y de la química de la batería, las baterías de los VE tienen una vida útil limitada de 8 a 15 años. La Agencia Internacional de la Energía informó de una tasa mundial de reciclaje de aproximadamente el 5% en 2019, debido a la complejidad de la química de las baterías y a la ausencia de una infraestructura de reciclaje estandarizada. Para 2035, la Unión Europea espera que se recicle al menos el 95% de las baterías de VE (Pascal Muller y otros, 2021).

Limitaciones tecnológicas: Las investigaciones en curso abordan las limitaciones tecnológicas de las baterías, con el objetivo de mejorar la densidad energética, los tiempos de carga y el rendimiento general.

 

Estación de carga

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Electromovilidad en distintos tipos de vehículos

El impacto disruptivo de la electromovilidad se extiende a múltiples modos de transporte, marcando el comienzo de una nueva era de opciones de movilidad sostenibles y eficientes. El campo de la electromovilidad es amplio y activo, y cada sector presenta dificultades y oportunidades distintas, desde vehículos eléctricos en miniatura hasta camiones pesados, barcos eléctricos e incluso aviones de propulsión eléctrica.

Transporte marítimo

El sector marítimo está experimentando un cambio hacia la electrificación para reducir el enorme impacto ambiental del transporte marítimo.

El «Yara Birkeland» de Yara International, un portacontenedores eléctrico autónomo, es uno de esos ejemplos. Este buque es un paso importante hacia el transporte de emisiones cero, demostrando las posibilidades de electrificación del transporte marítimo. Más información sobre Yara Birkeland.

Transporte aéreo

La aviación eléctrica es una nueva frontera que puede revolucionar el transporte aéreo. Prototipos como el Alice Electric Aircraft de la empresa israelí Eviation Aircraft demuestran la posibilidad de contar con aviones eléctricos de pasajeros. Estas mejoras no sólo prometen menos emisiones de carbono, sino también viajes aéreos más silenciosos y sostenibles en el futuro.

Tip: ¿Quiere saber más sobre “La evolución del transporte aéreo de mercancías”? Lea nuestro artículo, donde conocerá la evolución desde los pioneros del vuelo hasta los gigantes del cielo de 88,4 metros de envergadura.

Transporte ferroviario

La electrificación ferroviaria es una práctica arraigada en muchos lugares. Los trenes eléctricos de alta velocidad, como el Shinkansen japonés, llevan décadas en servicio. Los avances en las tecnologías ferroviarias eléctricas siguen contribuyendo a unas opciones de transporte de masas más limpias y eficientes a medida que se desarrolla la demanda de soluciones ferroviarias sostenibles.

 

Shinkansen

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Transporte terrestre

Los camiones eléctricos, un componente clave de la electromovilidad, han cambiado las reglas del juego del transporte de mercancías. Empresas como Tesla han sido pioneras con inventos innovadores como el Tesla Semi, un vehículo pesado de clase 8 totalmente eléctrico. El Tesla Semi, que fue diseñado para remodelar el negocio del transporte de mercancías, tiene características sorprendentes como un diseño elegante, capacidad de largo alcance y capacidades de conducción semiautónoma.

Empresas que ya usan vehículos eléctricos

Varias empresas previsoras ya están incorporando la electromovilidad a sus operaciones. Amazon, por ejemplo, se ha comprometido a impulsar la electrificación de su flota de reparto, con el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono en 2040.

Del mismo modo, para reducir su impacto ambiental, la empresa de transportes UPS ha invertido en vehículos eléctricos e infraestructura de recarga.

Google ha adoptado vehículos eléctricos en su flota corporativa como parte de su objetivo de minimizar su huella de carbono, dando ejemplo de opciones de transporte responsables con el medio ambiente.

Además, Coca-Cola ha iniciado un ambicioso camino hacia la sostenibilidad introduciendo camiones de reparto eléctricos en su red de distribución. Este paso estratégico es coherente con el compromiso general de Coca-Cola con el cuidado del medio ambiente, y demuestra cómo varias industrias están aprovechando la electromovilidad para construir un futuro más limpio.

La carrera más famosa, la Fórmula 1, declaró un ambicioso objetivo para lograr cero emisiones netas de carbono en 2030. Con la máxima acreditación en gestión de la sostenibilidad (3*) otorgada por la FIA, todas las oficinas de la F1 funcionan ahora con energías renovables. Tras el éxito del lanzamiento de los combustibles E10 esta temporada (2023), que contienen un 10% de etanol y reducen las emisiones totales de CO2, la Fórmula 1 está colaborando con Aramco, uno de sus socios, y todos los principales productores de combustible para crear un combustible 100% sostenible que se presentará en 2026 junto con una nueva fórmula de motor. Los futuros calendarios de la F1 se establecerán de forma que se mejoren las opciones de transporte de carga y de los desplazamientos, facilitando así un transporte mundial más eficaz de este deporte. Mientras se evalúan opciones de viaje más eficaces, se investigan estrategias de reducción de carbono para los asistentes a los eventos de F1.

Elizabeth Carbajal | 9. Ene 2024